Nueva normalidad

Los comedores escolares luchan por mantener su actividad

Algunas empresas están haciendo malabarismos para mantener la rentabilidad en un contexto tan incierto como el actual
Los comedores escolares luchan por mantener su actividad
Los comedores escolares vuelven a la actividad con dificultad para mantenerla.
Los comedores escolares vuelven a la actividad con dificultad para mantenerla.
El inicio del curso escolar en España ha puesto a prueba a los comedores, que tratan de mantener el servicio en los distintos centros a pesar de las pérdidas acumuladas, la reducción en el número de alumnos y el temor a los cierres. 

La vuelta al cole para las empresas de restauración va unida al desarrollo de las clases en las escuelas de infantil, primaria, secundaria y bachillerato, así como en universidades y residencias estudiantiles. 

Todas ellas han tenido que adaptarse a la realidad del coronavirus a partir de septiembre tras la suspensión de las clases presenciales el curso anterior. 

Lo mismo han tenido que hacer los servicios de comedor en esos centros para minimizar el riesgo de contagio entre el personal y los alumnos, reforzando la higiene y dando acceso a los grupos por turnos para guardar el distanciamiento. 

Algunas empresas están haciendo malabarismos para mantener la rentabilidad en un contexto tan incierto como el actual, en el que la aparición de brotes puede poner en cuarentena a grupos enteros de estudiantes y hasta cerrar los centros educativos. 

Ambiente de incertidumbre

Alberto Altuna, encargado de la administración de Santillana Servicios, relata a Efeagro que la pandemia les ha sorprendido cuando estaban intentando captar nuevos clientes tras comenzar su andadura en 2017. 

En el colegio en el que operan, han estado ofreciendo entre 500 y 600 comidas durante las primeras semanas del curso, lo que supone una tercera parte de lo normal. 

"Hay muchos padres que están teletrabajando y atienden a los niños en casa", explica Altuna, que añade que, en otros casos en los que los alumnos dan clase por turnos, "los que van por la mañana se van a comer a casa y los que van por la tarde ya van comidos". 

Pese a la menor asistencia, recalca que ahora, con la misma plantilla, tienen "mucho más trabajo" y más gasto para desarrollar los protocolos, ya que deben mantener el aforo a la mitad, reforzar la limpieza en cada momento y tomar la temperatura a diario, entre otras medidas.

Por ahora, "es una ruina", asegura el responsable, que recuerda el papel que desempeñan las empresas de restauración para garantizar el derecho a la alimentación, como en el caso de los niños y jóvenes que tienen becas de comedor en los colegios públicos.

Pérdidas en el sector

Las pérdidas de su compañía no son las únicas en el sector de la restauración colectiva, que ha visto caer su facturación un 43 % en lo que va de año por la covid-19, según la patronal Food Service España, que agrupa a 140 empresas. 

La asociación ha alertado de que una parte de esa industria está al borde del cierre y eso pone en peligro el mantenimiento de esos servicios en escuelas, hospitales, universidades y residencias. 

Solo en los colegios, la ocupación se sitúa entre el 40 y el 60 % de lo habitual, según sus estimaciones. 

Además, los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) afectan a un 53 % de los cerca de 92.000 trabajadores directos que genera la restauración colectiva en el país y el descenso de los ingresos empeorará en los próximos meses hasta cerrar el ejercicio con la mitad de lo facturado en 2019. 

Cerca de la mitad del negocio depende del sector público, según la patronal, que pide ayuda a las administraciones para evitar la desaparición de empresas.

Estrategias para salir adelante

Para la jefa de Educación de la multinacional Sodexo en España, Lourdes Rodríguez, todavía en septiembre es "temprano" para saber cómo irá el curso debido a la "incertidumbre" de las familias antes de contratar el servicio, sobre todo en medio de una crisis económica.

Rodríguez resalta que en Sodexo, presente en unos cien colegios, 20 residencias y 35 centros en universidades de España, se han adaptado a las necesidades de sus clientes y han elaborado con ellos los planes de apertura, que incluyen la habilitación de nuevas áreas, mamparas en ciertos casos, el refuerzo de monitores y limpiadores y demás medidas.

"De momento no hemos tenido ningún susto ni alarma, los niños son muy disciplinados y conscientes", asegura la jefa de Educación, que añade que están llevando a cabo campañas de concienciación y un programa mundial con el fin de ayudar a recuperar la confianza. 

Fuentes de Aramark, otra empresa del sector que sirve comidas en más de 800 colegios españoles, sostienen que también sus técnicos han estado trabajando en los últimos meses para apoyar a sus clientes.

En ese sentido, han desarrollado una plataforma, centrada en los protocolos de salud e higiene, en el rediseño de los flujos de personas, en el mínimo contacto con los productos y en la colaboración con terceras empresas. 

El objetivo, dicen, es "regresar a la actividad habitual cumpliendo los nuevos estándares de seguridad sin renunciar a la calidad". 

Los comedores escolares luchan por mantener su actividad