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El río Chícamo, un pequeño afluente árido que esconde una gran biodiversidad

El río Chícamo, un pequeño afluente árido que esconde una gran biodiversidad

Marina Aboal, catedrática de Botánica en la Universidad de Murcia, junto con investigadores de las universidades de Granada, Sao Paulo, Durham y Melbourne, han llevado a cabo un estudio, publicado en la revista European Journal of Phycology, sobre la diversidad del género Chroothece, una alga roja unicelular, ampliamente representada en el río Chícamo.

El análisis realizado en dicho afluente, que posee las características de un río de agua dulce pese a su leve salinidad, muestra la existencia de una nueva especie, Chroothece lobata.

“La primera vez que llegamos al río Chícamo encontramos unas colonias entre verde azulado y verde amarillento que no lográbamos identificar, lo que despertó nuestro interés”, explica Aboal.

Aboal Sanjurjo, la investigadora principal del grupo Biología y Ecología de Algas, asegura que con la taxonomía actual es complicado o poco prudente confirmar una especie nueva si no se posee el aval de datos moleculares, lo que requiere, en muchos casos, la obtención previa de cultivos para poder llevar a cabo la posterior secuenciación de ADN.

“Aunque algunas especies pueden crecer de forma profusa en la naturaleza, es a veces muy difícil mantenerlas o hacerlas crecer en el laboratorio; hay que buscar el medio y las condiciones adecuadas, algo que en este caso nos llevó bastante tiempo”, corrobora la coordinadora del proyecto.

El estudio afirma que, para ayudar a describir la diversidad dentro del género, se compararon las muestras obtenidas en el río Chícamo con las de otras regiones del resto del mundo. “Contactamos con el investigador de Melbourne, John West, quien nos proporcionó cultivos de Chroodactylon, y que una vez secuenciados, acabaron perteneciendo al género Chroothece”, ratifica la experta en Botánica.

En cuanto al río Chícamo, Aboal Sanjurjo afirma que también es interesante y presenta una alta diversidad de microorganismos, concretamente, de microalgas. “El interés del río ya ha sido reconocido a nivel regional por sus poblaciones de fartet, una especie protegida en peligro de extinción, y por la presencia de algunas especies de angiospermas, plantas con flores con distribución bastante limitada. Por otro lado, ha habido diversas investigaciones geológicas, que han puesto en evidencia la evolución de la cuenca a lo largo de millones de años”, sentencia la investigadora.

Aboal Sanjurjo incide en que es necesario estudiar la gran biodiversidad existente mediante la expresión génica. “Tenemos una gran biodiversidad críptica en muchos grupos de algas; hay especímenes iguales, que una vez secuenciados se comprueba que pertenecen a especies distintas, por lo que hay que revisar los criterios morfológicos y ecológicos de separación de las especies para facilitar trabajos posteriores”, reafirma la experta.

La nueva miembro de la junta directiva del International Phycology Society insiste en que su labor es también de concienciación, de demostrar que las zonas áridas están insuficientemente estudiadas y que, muchas de ellas, albergan una gran biodiversidad de algas. “Para poder seguir investigando y poder abordar estudios más exhaustivos y complejos, es necesario concienciar al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, quien está destinando cada vez menos dinero a investigación”, finaliza Marina.

El río Chícamo, un pequeño afluente árido que esconde una gran biodiversidad