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Hasta que las Redes nos separen II

Hasta que las Redes nos separen II

Las Redes Sociales son como las tortillas de patata o el verano, despiertan muchas filias y fobias entre el personal. En el nuevo mundo versión 3.0 o 4 o 5, ya no lo sé, encontramos auténticos amantes de las redes que publican su vida, obra y milagros a cada nanosegundo y verdaderos enemigos antisistema que huyen de los nuevos círculos sociales despavoridos intentando preservar de la forma más fidedigna posible su intimidad.

A riesgo de ser asesinada por nuestro querido redactor-jefe que ya me ha advertido qué ojito con lo que digo, más bien con lo que escribo,  con este teclado de oro que las dichosas redes sociales son “SU” pan de cada día y el de la Señora Filo, la Santa, y las que me procuran las Coca-Colas sin cafeína y el cine el día del espectador. Ya sabéis que, aunque pusilánime por naturaleza,  con un teclado, Montecrista y Escarlata O´Hara de por medio soliviantándome me vengo arriba y olvido hasta cómo me llamo.

He tenido que meditar muy mucho lo que escribir, bueno tanto como muy mucho tampoco pero, soy consciente que por este tema tengo que pasar de puntillas si no quiero pasarme las tardes sentada en el sofá de casa viéndolas venir…

No obstante, cayendo una vez más en las contradicciones que dirigen mí día a día y sabiendo que este tema requiere de una delicadeza y una pluma muy fina, voy a escribir la verdad de lo que pienso sobre determinados aspectos de las Redes Sociales.

A estas alturas imagino que os habréis percatado de los rodeos que estoy dando para no entrar en materia pero, aunque intento tirar con todas mis fuerzas de mi valor mosquetero, se me abren las carnes pensando en las mil y una reacciones de nuestro querido redactor-loco. Ya veremos dónde acaban las coca-colas sin cafeína y el cine porque a una que yo me sé le va a caer la que le va a caer.

Desde el punto de vista personal las Redes son peligrosas, muy peligrosas. Ya os lo comenté en una ocasión, Facebook, Twitter o Instagram le han quitado mucho misterio a la vida. La intimidad es una cosa que está sobrevalorada en este nuevo mundo 3.0; ha pasado a mejor vida y ahora lo más “in” es airear todo a los cuatro vientos. La cantinela aquella de que los trapos sucios se lavan en casa es una cuento chino de la postguerra que no va para nada con los tiempos que corren, donde impera la libertad de expresión y el hago lo que quiero con mi pelo.

En teoría la libertad y el cotilleo que nos procuran las Redes molan mucho, no seré yo la que diga lo contrario porque estaría mintiendo y, además como buena española que soy, muero por un comadreo y un buen chismorreo como la que más. Las revistas del corazón están muy bien para la pelu o para un domingo por la tarde de aburrimiento mortal pero, la satisfacción de conocer los tejemanejes de conocidos o pseudoamigos es harina de otro costal ¡Dónde va a parar!

Las Redes son tanto o más generosas que las porteras y hace falta menos que el canto de un duro para que canten como locas: que si fulanita la de tercero está liada con el hijo del señor alto de bigote que tiene la auditoría en el cuarto; que si menganita, la hija del médico separado guapetón, se ha operado los pómulos, los labios y se ha aumentado dos tallas del sujetador; que si Pepito y Juanito, íntimos de toda la vida de Dios que no se separaban ni para respirar, se han peleado porque Pepito es un fulero y le ha querido ver la cara de tonto a Juanito sisándole algunos durillos del negocio, así como te lo cuento, figúrate qué disgusto para su pobre madre que tiene un pie aquí y otro allí…y así, mocho en mano y delantal por bandera, hasta el infinito y más allá.

Las Redes a lo mejor no son tan “detallistas” como las porteras pero, por suerte o por desgracia lo que chivan a través de las imágenes y la santidad de la palabra escrita es tan verdad como que el sol sale todos los días. De ahí que en muchas ocasiones una servidora las vea un arma de doble filo, requetepeligrosas, que habrá metido a más de uno y a más de dos en un lío de padre y muy señor mío.

Comentarios inofensivos en perfiles de amigas de amigas de tu mujer que un día por obra y gracia del Señor Zuckerberg son descubiertos y desencadenan la tercera guerra mundial; fotos en las que eres pillado/a por un amigo al que le dijiste que no ibas a salir porque te encontrabas fatal y sales por accidente de fondo en la foto de su vecino del cuarto, o el día que le dijiste a la parienta que te quedabas en la oficina hasta arriba de trabajo y sales de fondo en dándolo todo en Pérez Casas en el selfie de la quinceañera del sexto; felicitaciones o comentarios la mar de cariñosos a brujas despiadadas que tú y tu mejor amiga tenéis en Facebook por puro morbo y cotilleo a las que hace veinte años en el jardín del colegio jurasteis odiar sellando el pacto con saliva, el corazón en la mano y mucho sufrimiento; y fotos de perfil milagrosas en las que el photoshop ha hecho maravillas con la cara de orco asesino que tienes en realidad. Un despropósito que le está costando la salud a esta sociedad tan molona 3.0.

Desde la felicidad que da la ignorancia propongo desde esta nuestra columna que volvamos a los tiempos de ojos que no ven, corazón que no siente. Aquellos maravillosos años de lavar la ropa en casa y hacer cada uno lo que le venga en gana sin miedo a ser descubiertos por selfies malvados de las quinceañeras del tercero o por primos inoportunos que deciden inmortalizar la noche en el peor momento.

Yo que soy muy fan de lo vintage y lo retro abogo por el cotilleo de portería, el de toda la vida, el de siempre. Chismorreos inofensivos que no van más allá de un par de ¡No me lo digas! ¡Qué fuerte tía! Acompañados de muchos ¡Ah! Y ¡Oh! Habladurías que mueren con el viento y no llegan más lejos que a doblar la esquina.

Las Redes las dejamos para lo profesional y del resto, de lo bueno, de adornar las historias del vecino o la rubia silicónica del sexto a nuestra imagen y semejanza ya nos encargamos nosotros.

No sé si nuestro querido redactor-jefe estará de acuerdo con la Reconquista del Misterio y la Intriga pero, sospecho que con tal de llevarme la contraria y con el humor raruno que se gasta últimamente, ha venido trastornadísimo de la Costa Blanca, los gritos, los bufidos demoniacos y los movimientos imposibles son lo que voy a obtener por respuesta ¿Qué no?.

Hasta que las Redes nos separen II