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Bernardo Montoya confiesa el asesinato de Laura Luelmo

Bernardo Montoya, de 50 años, asegura que intentó violarla sin éxito y que la dejó aún con vida tras golpearla.
Bernardo Montoya confiesa el asesinato de Laura Luelmo

Bernardo Montoya, el hombre de 50 años detenido este martes por la muerte de Laura Luelmo en la localidad onubense de El Campillo, ha confesado el crimen, pero sostiene que la dejó con vida en el paraje en el que luego se localizó el cuerpo tras intentar violarla sin éxito el mismo día de su desaparición, siempre según su versión. Lo ha hecho después de mantener versiones contradictorias durante horas en el interrogatorio al que le han sometido agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil este miércoles de madrugada.

El ya asesino confeso, que está siendo trasladado ya desde la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva para ser puesto a disposición judicial, ha declarado este miércoles que mandó a Laura a un callejón sin salida cuando esta le preguntó por un supermercado en el pueblo y que allí la acorraló, la golpeó y la metió en el maletero de su coche inconsciente. Luego la llevó al lugar donde se encontró el cuerpo este lunes y intentó agredirla sexualmente antes de abandonarla, según han confirmado fuentes de la investigación a RNE.

La autopsia concluyó que la profesora zamorana de 26 años murió de un fuerte golpe en la cabeza entre dos o tres días después de desaparecer el pasado 12 de diciembre tras salir a correr. Tenía señales de haberse defendido y muestras de presión en el cuello. Los investigadores tendrán que esclarecer ahora si Montoya la abandonó ese mismo día con vida, como sostiene, o si la mantuvo retenida las primeras 48 horas. También si hubo agresión sexual o no.

El cuerpo de Laura fue localizado el pasado lunes, cinco días después de desaparecer, a varios kilómetros de El Campillo en una zona de terraplén semioculta entre unas jaras. Su ropa apareció a 200 metros del cadáver.

Laura llevaba apenas dos días viviendo en El Campillo, a donde se había mudado para dar clases como interina en un instituto de Nerva, un pueblo cercano, y había alquilado una casa en la misma calle donde vivía Montoya, que ya fue condenado por asesinar a una anciana en los años 90 y que acababa de salir de prisión en octubre tras cumplir condena por dos robos con fuerza.

Bernardo Montoya confiesa el asesinato de Laura Luelmo