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«Educar en el uso de las tecnologías es lo que mejor protege a los niños»

Dos de cada diez adolescentes, a un paso de convertirse en adictos a Internet.
«Educar en el uso de las tecnologías es lo que mejor protege a los niños»

La semana pasada se hicieron públicas las conclusiones del estudio sobre conductas adictivas a Internet entre los menores elaborado por la Fundación Mapfre, el Centro de Seguridad en Internet Protégeles y el Grupo Siena, con el que se pone de manifiesto que dos de cada diez adolescentes murcianos, de entre 14 y 18 años, están a un paso de convertirse en adictos a Internet.

Preguntamos a la psicóloga clínica y representante del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia,  Esther Egea sobre la realidad de estas alarmantes cifras y las posibles causas que las estén provocando.

1. ¿Es una cifra alarmante? ¿Cree que es exagerado hablar en esos términos o hay que preocuparse de verdad?

La adicción a Internet es un problema creciente entre los jóvenes ya que la mayoría acceden a las nuevas tecnologías sin control adulto, lo que puede tener importantes consecuencias para la salud. El uso de Internet, sea cual sea su contenido se convierte en adicción cuando tiene repercusiones sobre la salud y existe una pérdida de control sobre este uso. Puede producir alteraciones en los ritmos de sueño y la alimentación, o problemas familiares y académicos.

El 21,3 % de los adolescentes españoles presentan indicios de aislamiento, irascibilidad y dejan de hacer cosas que antes hacían por estar en las redes sociales. Este abuso en el tiempo invertido en la red conlleva interferencia en muchas actividades "que se dejan de hacer".

2. Niños que reciben su primer Smartphone como regalo de comunión, bebés de dos y tres años que nos roban el teléfono para jugar…¿cree que los padres o la familia son los causantes del problema?

Cualquier dispositivo con capacidad interactiva supone un estímulo para los niños y, en general, para cualquier persona interesada en acceder a la información y el conocimiento, por lo que la nueva tecnología se trata de una herramienta útil, que no es mala ni buena por sí misma, sino que depende del uso que se haga de ella.

El rol de los mayores es fundamental en la relación entre el niño y la tecnología pero no es diferente al que ejercen durante el proceso de educación y socialización en la etapa de desarrollo de los menores. La clave está en el compromiso de regular el uso que los menores hacen de este tipo de tecnología y de la educación en cuanto a su uso racional y con sentido común.

Es importante lograr un equilibrio en el tiempo de uso y de otras alternativas de ocio que también son necesarias para el desarrollo evolutivo sano. Si no ponemos control, estamos haciendo una dejación de nuestras funciones educativas.

 Los adolescentes mantienen su móvil activo incluso durante las clases (el 60%), y desoyen las indicaciones de apagarlo en lugares con uso restringido, ¿puede estar afectando esta dependencia a los aparatos a la formación de los menores, y lo que es peor, a las relaciones sociales de los mismos?

Las nuevas tecnologías pueden interferir de manera negativa en la vida cotidiana del menor. En sus estudios y en sus relaciones sociales y familiares.

El móvil ya no es sólo para hablar. La multifuncionalidad del móvil, relacionado con las nuevas tecnologías, fascina a los adolescentes. El móvil también tiene una serie de atributos que lo hacen singularmente atractivo a los adolescentes: autonomía respecto de los padres, optimización de la comunicación con las amistades, o ampliación y mantenimiento de las relaciones interpersonales.

El promedio de edad del primer teléfono móvil, según algunos estudios, es de 12 años, una edad a la que puede que no hayan desarrollado suficientemente buen juicio para hacerlo de manera responsable. Las recomendaciones para el uso responsable de estos aparatos incluyen proporcionar el móvil a los jóvenes a una edad en la que tengan criterio correcto para su uso, utilizar tarjeta de prepago mejor que contrato para ayudar a los jóvenes a limitar y controlar los gastos, enseñarles a desconectar sus teléfonos en lugares inapropiados como en las consultas médicas, y prohibir a los estudiantes que lo lleven a la escuela.

4. ¿Podría describirnos brevemente algunas de las estrategias para prevenir y reconducir esta posible adicción a Internet?

Educar a los hijos en el uso de las tecnologías es lo que mejor protege a los niños de los peligro.

Si practicamos con nuestros hijos la comunicación y hablamos con naturalidad de lo que se pueden encontrar y qué deben hacer, si los hacemos responsables para que sean autónomos en el uso de la red y le damos la confianza para que nos informen de lo que encuentren ilegal, estamos creando una buena base de protección. Si navegamos con ellos y hacemos de este viaje una experiencia conjunta y le enseñamos a respetar la privacidad propia y ajena, creo que también podemos prevenir peligros que tiene internet y otras tecnologías.

Para reconducir la adicción sería necesario marcar tiempos razonables de conexión (hora y media diaria máxima); ofrecerle alternativas de ocio; tener el ordenador en espacios comunes de la casa, comprobar las conexiones; no adoptar medidas restrictivas, etc.

5. ¿Cree que falta concienciación por parte de las familias y escolares sobre los riesgos de esta adicción a Internet? ¿Cómo cree que podría concienciarse a las familias?

Internet es un mundo real. Lo que sucede en la red, sucede de verdad. Al adolescente le falta supervisión y control de sus padres, pasando muchas horas conectado y generando problemas familiares, comunicaciones inapropiadas a su edad por medio de chat y de acceso a páginas de contenidos ilegales. 

Los educadores en general deberíamos ser conscientes de que los niños del siglo XXI han nacido y conviven con los TIC, son nativos digitales, por lo que es algo natural en sus vidas.

Es su compañero habitual, pero habría que regularles su exposición porque les está influyendo a una edad en la que son más vulnerables y más sensibles.

Sería importante hacer campañas de sensibilización para conocer las bondades y peligros que encierra esta metodología de aprendizaje por descubrimiento.

Las familias tendrían que tener ocios alternativos a la tecnología y marcar pautas de uso racional y razonable de las máquinas dentro y fuera del ámbito familiar.

Marcar normas de conducta de los TIC es la responsabilidad de los padres si no queremos que el abuso tecnológico termina en una adicción y genere problemas escolares con suspensos; sociales con amigos sólo virtuales; , personales con descuidos en higiene, sueño, alimentación y de descontrol con irritabilidad cuando se plantea que apague la máquina.

«Educar en el uso de las tecnologías es lo que mejor protege a los niños»